Algunas personas y en algunos lugares se piensa que el adulto-mayor ha concluido su aprendizaje y que por lo tanto es un estorbo en la sociedad, pues eso es totalmente falso, ya que hay investigaciones, experiencias y estudios realizados con el adulto mayor, se ha comprado que el adulto es un ser capaz de continuar aprendiendo a lo largo de toda su vida, y por lo tanto su formación no concluye por el hecho de que sea adulto-mayor o adulto-menor.
La vida adulta continúa, ya que el adulto mayor sigue
desarrollando una vida autónoma en lo personal, en lo social, porque conlleva
sus responsabilidades desde el punto de vista económico y cívico; en
lo económico, si es que el adulto-mayor tiene una pensión, jubilación o su
propio negocio. Si es que el adulto-mayor tiene buena salud, está
dispuesto a correr riesgos temporales de entrega corporal en situaciones de
exigencia emocional.
La vida adulta también juega un papel muy importante de
educando, porque se acerca al acto educativo con disposición de aprender,
también el adulto-mayor es capaz de pensar en términos abstractos, emplear
la lógica y los razonamientos deductivos, hipótesis y proposiciones para
enfrentar circunstancias problemáticas, por otro lado aprovecha su bagaje de
experiencias como fuente de aprendizaje, tanto como para sí mismo como para los
que le rodean, y sobre todo, y considero lo más importante es que el
adulto-mayor o el adulto-menor (ambos) buscan una calidad de vida humana, para conseguir
respeto y la posibilidad de crecer como personas y se les acepte como crítico,
racional y creativo.
Esta vida tiene continuación, ya que el adulto sigue con la capacidad de procrear, de participar en el trabajo productivo y de asumir responsabilidades inherentes a la vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad.
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